Proserpina, ¿dónde estás
hoy?
El día nace color de
otoño con flores en mi jardín.
La reina de Hades, sembrando
su corazón unas veces de semillas de viento del norte y otras de doradas
espigas de sol, maldice las caricias de Plutón, las lágrimas de las ninfas y la sangre de aquella granada.
La tierra estéril siempre
la espera, el color del invierno necesita del calor de su cítara, el frío le
implora para escuchar el zumbido de las abejas.
Pero ella quiere huir de
las cosechas, dejar libre a la noche de su alma, buscar su verdadero amor lejos de las nieves
del Averno, lejos de la diosa del trigo, lejos de las estaciones marcadas.
Vencer a la muerte,
vencer a la resurrección, descubrir lo que une a la lascivia y a la inocencia,
domar a la dualidad
y encontrar ese tercer
paraíso mezcla de hombre y mujer.
Arenas de oro fino en otras
playas, la promesa del primer espejismo en donde arder de deseo, el roce del
primer beso eterno lejos de flores de bienvenida, el viento del jardín del pecado.