A Guille y Miguel
Diálogos con la mar
Te cambio la rigidez de mi dorso
por el baile de espuma blanca
que rompe su prisión
en manos de su eterno amante
convertido en arena lavada.
Te pido un trozo de isla
para habitarla cuando muera
convertirme en fósil marino
aparecer y desaparecer con las mareas
despertar con el roce de la sal
contemplar a diario el sol en su caída.
Te confío la bondad de mis amigos
su entrega y sementera,
las almenas de sus manos
latentes, intuidas
sin infierno ni paraíso.
Te cambio, te pido, te confío
antes que inicie mi huida en estampida.