Hoy mi viaje se instala en la ropa tendida,
en la blanca almajara de sábanas al sol
que en los balcones pálidos ocultan
la paz de una mujer tras los visillos.
Tentadas por la química,
dos braguitas se abrazan entre el viento
y callan un amor que desnudaron,
un atlas dibujado de belleza.
La talla de las sombras
con patria en los terrados.
Tenderetes de otoño
que embalsaman con trapos
el orden de este mundo,
ese rumor inquieto
que ventea el olor
de la última derrota.