La diosa Aurora abre las puertas de mi cielo anunciando la salida de un nuevo sol. Despertando a la mañana, va recogiendo jóvenes perdidos en tabernas de mágicos caldos, mientras que maridos fogosos despiertan a su amada, en lechos donde va germinando la inspiración divina de una erección.
El rocío inunda los dominios de esta diosa madrugadora, que llora su pena empapando cada pétalo con el recuerdo del viento de su hijo. Mientras, escuchamos el himno del reino del gallo y bebemos flor a flor el agua de la abundancia de vida, saludando con sonrosadas mejillas a los cientos de personajes que habitan los rincones de mi cuerda locura.
Telarañas adornadas de espejos cristalinos reflejan los colores de mi jardín y guardan en cada gota los sueños que mañana tendré en mi nuevo despertar. Bebamos pues esta prodigiosa agua que también alberga los sueños de las flores de la madrugada, la melodía del travieso colirrojo y la sabiduría de una tierra cargada de semillas de espejismos.
Ya brillan los ojos de las mandarinas, el sol emite su último bostezo y la luz ya no tiene frío. Es la hora de amasar el pan, de llamar a los amigos, de esquivar la mirada de la muchedumbre sin nombre.
15 MINUTOS Y LA BATERÍA ESTÁ CARGADA
No hay comentarios:
Publicar un comentario