martes, 1 de enero de 2013

PARA PEPE LUIS



Observas como cada día, desde tu rincón de olor a almazara y uvas pasas, el puzzle que forma tu vida constantemente se cae, se desordena, se tizna, se reconstruye, se para.

Hoy me retiro al más íntimo de mis recreos para revivir mis latidos de la mano de un hombre de pan duro, corazón de león y manos de tierra. Hoy queriendo darte un beso, di una patada a la muerte por llamarte sin yo saberlo. Hoy se fue de mi vida pero no de mi corazón Pepe Luis.

Siempre te sentí desde el corazón de la calabaza, desde el llanto del último mosto, desde la gota de rocío de la mejor de tus higueras. De tu mano el secreto de la vega, de tus ojos el color de la aceituna, de tu esfuerzo mil castillos a tus espaldas.

Tenerte en mi recuerdo será un privilegio, llorarte sólo una excusa para tenerte más cerca, hablar de ti un regalo, como la última de las naranjas de mayo, como la primera copa de vino.

 Hoy sentí en tu taberna la huella serena de la muerte, el sabor suave del vinagre en las miradas y el brindis eterno de un pueblo que ahoga su dolor vareando olivos de duelo.

Tú ya sabes que no guardaremos luto, el luto es para los muertos, el luto es para los cobardes.

Guardaremos tu esencia en cada una de nuestras letanías, en cada uno de nuestros piropos, en el ángulo recto de cada comisura que haga de tu recuerdo su hogar.

María seguirá saltando el mostrador para buscarte, Javi aprenderá a injertar las viñas, Vito recargará su corazón con el olor a pueblo  y yo te seguiré idealizando desde mi sueño de cristal.






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