Que me lleven a descansar al vuelo
sereno del ciprés,
sobre una alfombra de brisa en mi
última primavera.
El alma de los sueños, me ayudará
a hablar el lenguaje
que habita en las mazmorras de la
nada.
Por fin mi reino de juncos,
dormirá para la eternidad
en una botella, que encallará de
vez en cuando
en la orilla de algún recuerdo.
Que me lleven a descansar sobre la
grieta del tronco caído,
abatido por la tormenta y trasnochado
por la historia.
Seré morada y patio de recreo de
insectos de refulgentes armaduras.
La niebla y su peso me ayudarán a
esconderme en mi noche de murciélagos.
Que me lleven a descansar al faro
que guía a la taberna de los piratas
y a su barra pulida por el alcohol y por la
sal de sus manos.
La rosa del viento y un horizonte
iluminado serán mi lejano destino
y Teles, la perfecta, cantará para mí
desafiando a las Musas.
Que me lleven a descansar al
destello del fuego en el cristal.
Ya nadie tocará mi alma, pero yo,
seguiré encendiendo pupilas
entre el frío que deja la pena y el olvido.
Que me lleven a descansar a la
fiebre de las sábanas de aquella noche.
A ese cielo y a esas estrellas,
donde dos alientos se hicieron uno,
donde el tiempo venció a lo
cotidiano,
mientras el sonrojo se vistió de
mañana.
Perico, pero antes de que te lleven a descansar a dondequiera que sea, o a darle amarillo a la genista como decía Serrat, antes de todo eso, querido amigo,tenemos que conversarnos unas botellas de vino y rematar el limonchelo que aún nos queda. No tengas prisa compañero.
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