Te llevo pensando desde ese día
en que tu voz fue ladrona de
anhelos,
depósito de gotas de traición.
Mis ojos cargaron con la decepción
de los tuyos
para empezar un viaje por la letra
de uno de tus tangos.
Si yo pudiera escribir tu historia,
te llevaría en un instante
a revivir aquel primer jadeo de
amor,
a pasear por aquella primera
sinfonía de peroles,
a teñir la melancolía de la
primera noche de Perseidas.
Al dejar que te piense, tu
cansancio se hace mío.
Al dejar que te sienta, tu fuerza
será la mía.
Daremos mano a mano de comer al
temporal,
lo seduciremos con cartas de falso
amor,
con regalos embriagaremos su
hambre de tragedias
para terminar avanzando a lomos de
la lava
de un nuevo volcán.
A mi biblioteca de Alejandría
Lo que aún
no ha ocurrido
me está esperando en las titubeantes
encrucijadas
de la
indefensión.
J. Manuel Caballero Bonald
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