lunes, 18 de noviembre de 2013

PIEL DE NARANJA











Esta vez no pondré nombre a mi gallo,
serán los días y la espera
junto a los bulbos escondidos
los que apoden una nueva reputación.

Blanco y negro perfuma su cuello
con tierra ya reposada por los años,
en busca de larvas  y aceitunas
enterradas bajo surcos de secretos.

Mira al cielo de palomas alborotadas
cegado por el espíritu de gotas evaporadas
echando de menos el calor que antes
le daba una celda de alas segadas.

La libertad le deja frías sus patas
forradas de piel de naranja,
la libertad todavía le pesa en sus aladas.
Su espolón le enseñará las tácticas
ante el temor por fantasmas de escarchas.


  



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