Yo tengo, yo poseo, yo ostento…mis dominios son.
¿Qué tienes? ¿Qué posees? ¿Qué alardeas?
De pronto descubro la patente del pavoneo
en un cuerpo ajeno al espíritu de la libertad
del agua dulce y del agua salada.
Abrimos la ventana pensando
que somos dueños del soplo del viento,
que somos señores de la risa
de aquella que arrulla nuestra espalda,
que hasta pararemos el vuelo
de las libélulas con nuestras venganzas.
Sin saber que únicamente se tiene sin cárceles,
que es el corazón el que manda,
que la estrella está en presumir en la callada,
en abrazar el instante que dan los besos sin mordazas.
Apenas, en saber respirar allí donde te esparzas.
Cuando nada se desea
todo se posee
José Hierro
todo se posee
José Hierro
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