jueves, 11 de julio de 2013

EL REINO DEL LAGARTO









El reino del lagarto

El amanecer se viste de olor a lluvia en mi huerto protegido
por una falda de gotas de turquesas,
reflejo de un cielo todavía fresco.

El rostro nacarado del jazmín descubre su lozana juventud
y lava sus pestañas con las gotas que germinarán a la madrugada.

Competición de alzadas crestas entre jengibres esclavos de hogueras
y un gallo orgulloso de guardar a la vida y cantar a la luz de la alborada.

Ritmos en una sola pata,
rituales de campanas con badajos de flores de onagras.

Empieza como cada día el reino del lagarto.
Su majestad saluda al sol dilatando su cuello en busca de la tonada,
luciendo tatuajes de reflejos en lagos de acuarelas de escamas.

Ciega los ojos desde su trono sin prisas ni quejas,
para dar inicio a su mensaje eterno de gozo en “la vie en rose” del alma.

Porque en el disfrute de las cosas sencillas, bellas y serenas,
bailará toda la vida sin esperar monedas de plata.

Es el turno del aguamarina del cielo,
abejarucos libres de cuarteles de invierno,
libertad en abanicos de colores en busca de taludes y playas,
en busca de aquel amor antiguo que dé cobijo
a la siesta de las entrañas.







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