sábado, 30 de junio de 2012

DEJARSE LLEVAR





La música y yo nos entendemos a la perfección. Entre nosotros no hay secretos, no hay falsas traducciones sino un lenguaje común… el de los sueños, el del vacio y el del delirio.

Si tú le pintas los labios ella te promete una noche de excentricidades con Mick Jagger, si la invitas a chocolate aparece un piano de la mano de Norah Jones, si le lees un cuento, de repente, surge de tu mano una pinta de guinness y empiezas a bailar, si compartes tus lágrimas con ella, empiezas a hablar en italiano y ella te contesta con arias de celos y amor. Y así, de su lado mil epopeyas que contar y mil montañas que conquistar.

Uno de esos episodios lo vamos a vivir de la mano del grupo Vetusta Morla y su canción
 “ Los días raros”. Así he imaginado yo esta canción:

“Al final del día el mar está tranquilo y en calma, la marea empieza a sentir el ritmo de la canción y el piano se siente en su hogar. La tarde empieza a relajarse y las gaviotas flotan al ritmo de las corrientes.
Los tambores inician  su danza y las sirenas comentan con risas los juegos de los niños. La montaña rusa abre sus puertas y yo, después de abrir mi último regalo, me dirijo hacia ella.

Ya estoy en marcha, el volumen al máximo y empieza el eco en un sólo grito. Cojo inercia y asciendo contra el viento para empezar a bajar a toda velocidad. Se despliegan mis alas y mi mente se abre al infinito, siento como la vida estalla en mis entrañas y me dice que este viaje merece la pena. Desaparece la gravedad,la injusticia y el futuro no para de reir. La canción y su eco me inundan para convertirnos en uno”

                 Sería bonito que al morir me convirtiera en canción.



1 comentario:

  1. Me gusta tu idea. A veces (muchas veces, la verdad) pienso que las canciones de Moby (la primera vez que lo pensé, estaba escuchándolo) son personas o, más bien, presencias o espíritus de personas: van cargadas de emociones, te comunican algo, te acompañan, etc.

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